Llega el verano, una época llena de tiempo libre con nuevas rutinas, nuevas actividades, nuevos entornos y, sobre todo, cambios en las conductas, porque modificar los hábitos es lo que tiene: el necesario periodo de adaptación a la nueva situación.
Con esto quiero decir que los niños y las niñas también necesitan ese periodo de adaptación, para que progresivamente regulen su conducta y sepan lo que pueden y lo que no pueden hacer como si estuvieran en los meses que van a la escuela.
¿Qué podemos hacer durante las vacaciones para que los niños y las niñas tengan un comportamiento adecuado?
Lo más importante es indicarles que estamos en una época de descanso, de relax, de juego y de actividades al aire libre. Y que la disfruten al máximo ya que para eso está el verano, para disfrutarlo, no para estresarse ni para enfadarse.
Si queremos que nuestros hijos y nuestras hijas disfruten de la época estival lo más adecuado es que nosotras/os la disfrutemos también, si transmitimos ansiedad, agobio, malestar, inseguridad o rechazo, es mucho más probable que ellos/as también se muestren así.
Estas son las reglas que te ayudarán a disfrutar del verano con tus hijos e hijas:
1.- LA REGLA NÚMERO UNO PARA CONTROLAR LAS RABIETAS DE NUESTROS HIJOS/AS ESTÁ EN RESPONDER CON SINCERIDAD A ESTAS PREGUNTAS:
¿Cómo vivo yo el verano? ¿Lo quiero disfrutar? ¿Me siento feliz en esta época? ¿Quiero estar con mis hijos/as?
Reflexiona… ¿Qué has contestado? Porque de esas respuestas dependerá parte del comportamiento de tus hijos e hijas.
Si estás más cerca de sentir que los niños/as te agobian que de sentir que deseas estar con ellos/as y disfrutar de actividades conjuntamente, entonces aumentas la probabilidad de que tengan un comportamiento inadecuado. Y si eres una persona insegura que le cuesta tomar decisiones, que no estás contenta con lo que tiene, que no le gusta el verano y que se enfada cada dos por tres, pues entonces deberás trabajar tu propia gestión emocional antes que las de tus hijos e hijas.
Es más cosas de adultos que de niños/as, ¡reflexiónalo y saca tus propias conclusiones!
Ahora bien, tú, como madre o como padre, no tienes toda la responsabilidad, el carácter del niño o de la niña, el estilo de crianza, la educación recibida y el ambiente en el que se cría también tienen algo que decir en todo esto. Vamos pues con la segunda regla.
2.- REGLA NÚMERO DOS, RESPONDE A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
¿Cómo gestionas la conducta de tu hijo/a? ¿Cómo le marcas las normas y los límites? ¿Cómo le indicas lo qué es adecuado y lo qué es inadecuado?
Las respuestas a estas preguntas son el segundo paso para controlar las rabietas de tu hijo/a. Porque no es lo mismo, dar veinte mil veces la misma orden y que no sirva de nada (porque el niño o la niña no la cumple y no hay ninguna consecuencia) que decir una orden y que se cumpla porque si no se cumple tiene una consecuencia.
Veamoslo con un ejemplo:
Madre da una orden: Paula, quítate el bañador mojado y ponte uno seco.
La hija sigue jugando
Madre repite la orden: Paula, ¡quieres quitarte el bañador mojado!
Respuesta de la hija: Espera que acabe con este juego.
La madre lo vuelve a repetir enfadada: (Gritando) ¡¡¡Paula quítate el bañador ya!!! ¡¡¡¿No me escuchas o qué?!!!
Respuesta de la hija: Mamá eres una pesada, ahora me lo quito (continua con el bañador mojado y no se lo quita)
Tras más de 15 minutos…
La madre más enfadada todavía: (Gritando con intensidad) Paula, eres una desobediente, te va a provocar una infección. ¡Estoy harta de que nunca me hagas caso!
Respuesta de la hija: ¡Eres una pesada! (Sin quitarse el bañador)
La madre se pone a realizar la comida, se olvida del bañador de su hija, la hija continúa jugando sin quitárselo.
La hija se pone una camiseta encima, la madre ya no se fija en el bañador.
Es la hora de comer, se ponen todos en la mesa y ya está, no ha pasado nada.
La niña no se ha quitado el bañador, no ha obedecido a su madre, no ha tenido consecuencias y esta escena se va a volver a repetir, día tras día con otro tipo de comportamientos…
¿Te suena? ¿Has vivido alguna vez esta situación o conoces a alguien que la haya vivido?
Con esta manera de dar órdenes aumentamos la probabilidad de que los niños y las niñas no sean obedientes y se salgan con la suya en muchas ocasiones.
En cambio, veamos la situación de otra forma:
Orden de la madre: Quítate el bañador mojado y ponte uno seco.
Respuesta de la hija: Espera que estoy jugando.
Orden de la madre junto con la consecuencia asociada: (Desde la tranquilidad) En cuanto termines ese juego, te cambias el bañador. Si a la hora de comer no te lo has cambiado, no comerás y no podrás continuar jugando.
Respuesta de la hija: Vale
Pasan 15 minutos:
La madre repite la orden y la consecuencia: ¿Paula, te has quitado el bañador mojado? En 5 minutos vamos a comer si no te lo has quitado no comerás.
Respuesta de la hija: Vale, voy a quitármelo ahora.
Llega la hora de comer y nos encontramos con dos opciones:
1.- La niña se ha quitado el bañador mojado, por lo tanto, se sienta a comer con el resto de la familia.
2.- La niña no se ha quitado el bañador mojado, por lo tanto, no se sienta a comer con el resto de la familia.
¡Fin de la historia!
Se cumple la orden y si no se cumple tiene una consecuencia y… SE CUMPLE LA CONSECUENCIA, así de simple.
¿Qué es lo que sucede?, que no siempre cumplimos lo que decimos, que nos enfadamos sin sentido y que los niños y las niñas se salen con la suya porque no somos coherentes ni consecuentes con nuestras palabras.
3.- REGLA NÚMERO TRES, RESPONDE A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
¿Tu hijo/a consigue lo que quiere con las rabietas? ¿Tu hijo/a sabe cómo hacerte cambiar de opinión? ¿Qué haces cuando está enfadado/a?
Estás respuestas te darán las claves para saber si la forma que tienes de responder a las rabietas de tu hijo/a es adecuada o no.
Veamoslo con otro ejemplo:
Madre e hijo están en la calle frente a la puerta del Quiosco.
Carlos quiere un paquete de gusanitos y se lo pide a su madre.
La madre le dice que no, Carlos insiste.
La madre le da una explicación diciéndole que no puede tomar ahora gusanitos, que en breve va a cenar.
El niño insiste gritando que quiere gusanitos ahora.
La madre le chilla diciéndole que no.
Carlos se tira al suelo y patalea pegando patadas a su madre.
La madre se pone nerviosa y le dice que no se los va a comprar.
Pasa una pareja mayor y se queda mirando al niño.
La madre se siente culpable y piensa que es una mala madre.
El niño continúa con la rabieta.
La madre no puede soportar esta situación y decide entrar al quiosco para comprar el paquete de gusanitos a su hijo, para que se calme y ella deje de pasar vergüenza ante la conducta de su hijo.
Conclusión: el niño se sale con la suya y consigue lo que quiere. La madre no se ha mantenido firme y el sentimiento de culpa ha podido ante la conducta de su hijo.
Aprendizaje para el niño: Si mantiene la rabieta durante un tiempo, aumenta la probabilidad de conseguir su objetivo (el paquete de gusanitos).
Consecuencias a largo plazo: El mensaje que se le transmite al niño es: si muestras tu enfado con intensidad conseguirás lo que quieres, porque los demás no aguantan que estés tremendamente enfadado. Enfado = Objetivo. Por lo tanto, lo utilizan para conseguir lo que quieren.
¿Te suena este ejemplo? ¿Lo has vivido alguna vez?
Si en cambio, te mantienes firme en tu decisión, no tienes nada que temer. No pasa nada que los demás te miren raro, tú estás haciendo lo correcto, estás marcando los límites a tu hijo/a.
Es necesario que mantengamos la orden, es necesario que les guiemos en su aprendizaje, si no lo hacemos no sabrán diferenciar lo adecuado de lo inadecuado, no sabrán si el enfado se expresa así o no y por lo tanto no sabrán regular sus propias emociones…
CONCLUSIONES FINALES
1.- REFLEXIONA SOBRE CÓMO TU TE SIENTES Y COMO VIVES CADA MOMENTO DE TU VIDA
2.- REFLEXIONA SOBRE CÓMO LE DAS LAS ÓRDENES A TU HIJO/A: SI ERES COHERENTE Y CONSECUENTE CON LO QUE PIENSAS, LO QUE SIENTES Y LO QUE HACES O NO LO ERES
3.- REFLEXIONA SOBRE CÓMO GESTIONAS LAS RABIETAS DE TU HIJO/A: ¿CEDES ANTE ELLAS O NO?
Y por último lee estas claves…
5 CLAVES PARA CONTROLAR LAS RABIETAS EN EL VERANO
1.- Déjale tiempo para el juego libre.
Sin dirigirle constantemente aumentarás su creatividad e imaginación y la posibilidad de que esté más a gusto (supervisando y marcando límites con las conductas inadecuadas).
2.- No cedas ante las rabietas
Mantente firme ante tu decisión y explícales que entiendes que esté enfadado/a, pero que ahora tiene que hacer lo que tú le dices.
3.- Ofrécele una alternativa
Para que se distraiga con otra cosa o para que vea que hay opción de realizar otra actividad.
4.- Realiza actividades relajantes con él o ella
Actividades como: permanecer tumbados en la colchoneta encima del agua (piscina o mar, bajo supervisión siempre); dormir la siesta juntos/as; escuchar música relajante o clásica tumbados/as en la cama o en el sofá; acariciarle y hacerle masajes…
5.- Busca qué es lo que a ti te relaja y te hace sentir bien
Cuanto más a gusto estés tú, más tranquilo/a estará él/ella.
¿Te ha gustado? Si es así, compártelo con otras madres y padres.
¡Gracias! 😉
Si quieres formar parte de mi comunidad, descárgate la guía gratuita: Los tres momentos de felicidad con mi bebé y todas las semanas tendrás un regalo especial para ti en tu email. Recibirás todos los domingos las emocionaletters de emocionante.es: newsletters muy interesantes sobre la maternidad, la educación, la crianza, las emociones, la gestión del tiempo, la relación de pareja y mucho más sobre la familia y los vínculos afectivos. Te espero dentro, porque la vida es… emocionante.es
¡Disfruta del verano!
Inma Tuset de emocionante.es